COVID-19 llegó para cambiar la manera tradicional de hacer las cosas, hoy muchos se han visto forzados a trabajar de manera remota e implementar herramientas que faciliten procesos colaborativos.
El asunto fue rápido y nos vimos obligados a buscar una manera de adaptarnos temporalmente, pero hoy nadie puede predecir hasta cuando durará el estado de “Quédate en casa” o cuánto tiempo tardará la humanidad en regresar a sus actividades “normales”, seguramente cuando salgamos de nuestros hogares con libertad lo normal será algo muy diferente a lo que estábamos acostumbrados.
Este nuevo modo de vivir nos ha obligado a encontrar nuevos caminos de comunicación; para los que no estaban familiarizados con el uso de herramientas digitales para el trabajo remoto, ha sido difícil, lento y extenuante el proceso, pero al final, es un paso importante para descubrir oportunidades de innovación, así como nuevas herramientas que nos pueden ayudar a ser más creativos, comprometidos y dinámicos durante la ejecución de nuestras actividades laborales.
Pero no todo es bueno, aunque estemos saturados de buenas herramientas y metodologías, para muchos han desaparecido los horarios de trabajo, y el equilibrio entre las labores del hogar y de la oficina se ha perdido, esto genera agotamiento, estrés e insatisfacción. En este momento y quizá más que nunca toman relevancia los principios del diseño centrado en los humanos para mejorar los procesos internos de nuestros negocios y mejorar nuestra calidad de vida, debemos entender las necesidades de los demás, sus recorridos diarios y las dificultades que se pueden presentar en un entorno que no es únicamente laboral.
Algún día esto será solo un recuerdo, pero no estamos para pensar en eso hoy.